A MI VIDA…

Estabas tan seria ahí, en tu cubículo, con ese gesto típicamente tuyo: la boca en una línea recta, las gafas y la seriedad que la gente siempre han malinterpretado en ti. Esa seriedad que te permite estar lejos del alcance de la maldad. Con tu uniforme, perfectamente puesto, inmaculado y la mirada fija en la pantalla. Una pose que dejaba claro que no estabas ahí para hacer amigos.

A mí me sentaron tres sitios más allá, desde donde te veía perfectamente, día tras día, separadas sólo por 3 paneles y cubículos de vidrio. Y claro, yo no lo iba ni a intentar, tus intenciones eran más que claras…

Pero un día, saliste, mientras yo fumaba fuera con GP. ¿Lo recuerdas?. Y así fue como me convertí en tu excusa y luego, en tu Cupido. Y años más tarde, gracias a un mensaje de teléfono, en Tu Vida.

¿Cómo podíamos saber entonces que te ibas a convertir en mi otra mitad?. Como hubiésemos podido siquiera imaginar lo que los años nos iban a deparar?. Como íbamos a saber, que el camino iba a ser tan largo y muchas veces, tortuoso?.

Pero sobre todo, ¿Cómo podría agradecerte todo lo que has hecho por mí? ¿Cómo puedo expresar lo que ha significado en mi vida, que siempre hayas estado allí, apoyándome, en mi rincón del cuadrilátero?.

Me sorprende, que, a pesar de ser tan distintas, más de 10 años después, aún podamos comunicarnos sin palabras, con un simple gesto, o una mirada. Siempre fue desde así, desde ese día, y nunca ha cambiado.

Sin tropiezos.

Así ha sido nuestra amistad. Perfecta. Nítida. Pura. Sin grietas ni fisuras. Sin mentiras.

Parece que cada día que pasa ¡sólo mejora!. Como si con cada palabra que nos decimos cada vez que hablamos, esta amistad se hiciese aún más fuerte. Es como si con cada nueva adversidad que superamos, solo vamos añadiéndole eslabones a nuestra cadena, esa, que nos mantiene cerca, y de una pieza, aunque estemos lejos.

¿Un pastelito de chocolate y un nestea en la Danubio?

¿Cuántos rolls, sushis y wakames habremos compartido?. Miles…. ¿Cuántas risas?.. Millones… ¿Cuántas lágrimas?.. Aún más… ¿Cuantos pasos?. Demasiados a veces… ¡Cuantas vivencias!.

Todos los días estás conmigo Mi Vida. En las cosas grandes y en las pequeñas que acompañan este exilio. Estás en mi marcalibros (el único que uso). Y siempre cuando abro o cierro la puerta de casa, y suenan esas campanitas. Estás en mi cartera y en mi mano, cada vez que fumo y saco o meto los cigarros de mi cajita de metal de Belmont.

Pero sobre todo, estás siempre en mi mente: cuando pienso que no veo la hora de llegar a casa, y que ojalá estés conectada, para ver cómo va tu día, y para contarnos las novedades de hoy y ayudarnos así a compartir las cargas y las alegrías.

Haces que quiera levantarme por las mañanas, con tu apoyo inquebrantable, con tus palabras de aliento y con la sabiduría que me regalas. Me acompañaste y me volviste a enseñar que si se podía -como nadie lo hizo- durante “Todo lo Malo” (y aquí introduzco a la amiga que nos faltaría para ser la santísima trinidad: Salander. Jajaja… ¿Te imaginas?)

…Y nunca me alcanzará la vida para agradecértelo. Por si no te lo he dicho lo suficiente: Gracias…

Con nosotras, sobran los clichés, porque no tengo que decirte que seremos amigas por siempre: Eso, ya lo sabemos de sobra.

Para lo que necesites. En esta vida y en todas las demás.

Volveremos a vernos, porque me llevaré a tu nueva casa y a tu nueva vida, la Play Station 2 y 3 y los 30 discos del Sing Star y volveremos a cantar a todo pulmón, sabiendo que es más verdad en nuestro caso que en ningún otro:

Take my hand, well make it I’ll swear…



Porque así como estos son los verdaderos regalos de la vida, los amigos… Así es como…

El Mar No Cesa.

TQ Mi Vida, nunca lo Olvides. De corazón, que pases un muy ¡Feliz Cumpleaños!.
Este año, no te la puedo dar, pero te la mando, prometiéndote que la del año que viene, será con la bandera de tu nueva patria.



¡Que la disfrutes!