.
Desde hace varios días, por allá, en el "nuevo continente", al norte del sur, es decir, en Venezuela, llueve.
Y llueve. Y llueve. Sin parar. Sin pausa pero sin prisas. Días y días. Un día tras otro.
No hace mucho (hasta unos 11 años atrás), eso no habría sido nada importante, porque tanta agua, solo significaba a) Como bueno: más vida, mas verde y menos problemas de abastecimiento; y b) Como malo: otro brote de dengue, no poder llevar sandalias, comprar un buen paraguas, y algún que otro deslave de la tierra, con el mismo resultado de todos los años. Los eternos damnificados, que eran, en resumen, unos cuantos pobretones que perdían lo poco que tenían, se quedaban sin casa, y que -si dios quería, y era piadoso- los políticos de turno, le daban una porquería de casita nueva para que no siguiera incordiando.
Todo esto fue así, años y años, hasta el 15 de diciembre de 1999.
Ese día, todos nos levantamos a trabajar, como cualquier dia, y vimos el precio a pagar. Si, la vida (¿?) nos pasó factura.
Vivimos en primera persona cual era el precio de no tener infraestructuras adecuadas, de no tener planes nacionales, ni de emergencias, ni de nada.
Vimos atónitos como un país petrolero, se quedaba incomunicado, porque su aeropuerto internacional, sus aduanas y con esto, todo lo importante relacionado a suministros, o ayudas, se quedaba atrapado detrás de una montaña, en el lado de la costa, ya que la UNICA carretera que nos comunicaba, estaba destrozada.
Con mayor estupor, a medida que pasaba el día, vimos como un pueblo entero era borrado de la faz de la tierra, las playas se hacian inmensas, rellenandose con escombros, restos de edificios y piedras enormes, y cómo los containers se convertían en piezas de lego para Godzilla.
Ese día, y los subsiguientes, cambió todo. No solo la geografía. Cambió la manera de ver a esa naturaleza que siempre habia sido tan benevolente. Cambió la idea esa que teníamos de "estar a salvo".
Fueron muchos, muchos, y miles de miles los afectados directos, pero también los indirectos. Fue una tragedia que nos tocó a todos. De la que mucha gente ya había vaticinado, y que "pudo ser lo que no fué". Fueron unos días muy duros, y cuando terminaron, el alivio y el dolor fue lo unico que nos quedó.
Hoy, más de 10 años después de ese desastre, cabría suponer que se aprendió y que se hicieron cosas para evitar males mayores si volvia a suceder. Pero No. Allí no existe nada de eso. Ni de prevención, ni de lógica simple y pura.
Para muestra, lo de ahora: hay que esperar a que hayan "unos cuantos fallecidos", y varios derrumbes importantes, para que recién hoy, se haya comenzado con las primeras "evacuaciones" de las zonas con mayor riesgo.
Bueno, algo es algo...
Hoy, lo primero que sé, es que ya varios amigos y familiares, han debido dejar sus casas (de esas, claro, nadie les dijo que esos suelos -aunque no fueran donde estaban las construcciones anteriores- eran también proclives a inundaciones y deslaves, y se los cobraron a precios de oro), sus cosas, y que, sin miramientos, debían dejar todo atrás, para irse a refugios inciertos. Donde no hay Cruz Roja, ni cuentos chinos. Donde no hay nada más que una espera infinita, porque no hay quien sepa que pasará, ni cuando acabará.
Cosas de la vida dirán algunos...
Y yo solo sé que la empatía me está matando. Hoy, no me gusta poder sentir el dolor ajeno. Hoy, no me gusta saber que no puedo hacer nada. Hoy no me da la gana. No. Hoy no quiero enfrentarme con el precio de mi elección.
Hoy, la empatía es mala.
Pero, el cuerpo y la mente del que es atacado inmisericordemente por el peso de esas elecciones, y de esos dolores, no es inmune a la locura, y a cambios insólitos.
Estos cuerpos humanos y empáticos, son capaces de sentir muchas cosas a la vez.
Y así estaba hoy el mío, sentadito en el Bar (está perfectamente adaptado al sistema local), tomándome el "cafelito" de la mañana, pensando y rumiando sus malas empatías, cuando sus manos -en automático- cogen el periódico, y luego de auto-revolverse el estómago con semejante lectura, llega a la sección de cotilleos. Justo cuando va a pasar la página (porque no lee estas secciones), en la esquina superior derecha, ve un nombre y automáticamente esa mano reacciona: "Bunbury".
Una reseña pequeñita, donde informan que "El Maestro" y su pareja, Jose Girl, esperan un bebé.
Me sorprende mi reacción: Porque me alegro ¡y me alegro de verdad!. Sinceramente. Salto de la silla, y la leo dos veces. Y se me va la mente, sin darme ni cuenta, y me imagino su felicidad. La saboreo. Y la siento como mía. Y su ilusión, que, en esos momentos, es como si fuese mía. Y deseo de todo corazón poder verle a él pasado mañana y confirmar esa felicidad en su rostro. Y me contento con pensar que veré a JoseG -como la ultima vez, a lo lejos- y que seré feliz por su embarazo.
Luego regreso al bar, y llega, de una sola vez, el aturdimiento.
Me siento. Y entiendo que lo que me aturde, es el no comprender del todo esa reacción, y me aturde más el hecho de sentir tantas cosas en un solo cuerpo. Y me siento feliz por alguien que no conozco, con una Empatia, de la Buena. y a la vez, muy mal (con Empatía de la mala), por los que si conozco que están allá.
Y como no sabía que hacer con tanto de todo dentro del mismo cuerpo, he pagado el café, y me he venido a casa a pensar y a escribir. A ver si esto me libera al menos un poco... pero me falta la canción.
No hay problema, sale de primerita, en la selección de la lista de reproducción: Una Oración.
Para todos. Por todo. Para lo Bueno, y para lo Malo. Para esa "disyuntiva ante la cual siempre hay que elegir. No queda otra alternativa, hay rápidamente que decidir".
El Mar No Cesa.
14 comentarios:
Me has aturdido. A ver... Técnicamente está muy bien escrito, muy fluido. Pero eso da igual, lo que importa es que se nota el corazón puesto en el papel. Y lo transmites. Y ahí es donde me lías para poder opinar, porque por empatía buena me pongo en lo que estás sintiendo. Y es tal el shock de asumir sentimientos de prestado que me dejas aturdido y no sé qué decir. Y por eso estoy diciendo tantas tontadas.
Y mejor me paso luego, eh.
Un beso aturdido.
La empatía no sé si es buena o mala....pero ay! de quien no es empatico...eso si me parece un desastre...animo!
Si con la noticia buena fuiste capaz de neutralizar la mala, aunque solo feura por un momento, te felicito.
Besos.
Creo que ya me habías dicho que te gustaba Bunbury. A mí también.
;-)
Noticias de cal y de arena...de la primera, somos así de brutos, a veces necesitamos una graaaan colleja para reaccionar.
De la segunda yo también he puesto la sonrisa ;) cuando leí el Heraldo hoy!
Besos abisales!
Hola Mar, he sentido empatía de la buena leyendote, porque te muestras sensible con el dolor ajeno, te frustra no poder hacer nada porque a fin de cuentas tienes vinculos allí y esa gente te duele, por otro lado te sientes sensible a la alegría ajena y eres capaz de compartirla porque, también, se trata de gente que te importa.
Es evidente que sientes, estás viva, no eres de color gris, eres buena gente, gente que vale la pena.
No te mortifiques por ello, debes alegrarte por esa empatia buena y mala.
Un besote.
Hola El Mar:
Qué buen escrito has puesto amiga. Cómo no compartir tu sentir si estoy aquí mismo, cerca de lo indefinible, de lo absurdo, de lo grotesco.
Las personas que trabajamos tanto la empatía en ocasiones terminamos exhaustas, y es que en el caso de toda esta tristeza lluviosa la impotencia al escuchar tanta insolencia gubernamental te reduce,te disminuye, te empequeñece ante el mundo.
Gracias por tenernos presente desde la lejanía, aquí seguimos en resistencia.
Recibe todo mi aprecio y cariño
Por suerte, las cosas buenas compensan las malas, sean cercanas o no. Yo creo que ese es el motor que mueve nuestra existencia. Pienso que todo del mismo lado sería inviable.
Felicidades por el post.
Un beso.
la empatia es algo muy normal, para lo bueno y para lo malo las personas la sentimos habitualmente.
da mucha tristeza lo que esta pasando en venezuela, espero que pronto pase todo y se vuelva a la normalidad y esperar que esto no pase más
y no me habia enterado de lo de bunbury, es una gran noticia y estoy seguro que el ser padre le alegrara mucho y le inspirara más todavia a la hora de componer
Chuli...primero que lo que me apetece es darte un achuchón,de esos que te protegen de todo,que por un momento te aislan y te envuelven...
Segundo,la empatía es buena porque duele...si no fuera así no sería empatía...o lo sería de medio pelo...empatizo contigo y me duele,y me alegro de que me duela,porque significa que lo siento de veras,que no soy un escaparayte de sentimientos y emociones...
Y tercero que otro achuchón porque sí...porque se me sale sólo y es lo que me apetece.
Bufff profundo texto El Mar, me ha gustado mucho como lo describes y como transmiten tus palabras...yo creo que la empatía debe de ser positiva.
Un beso, grande, enorme.
Arwen
Casi siempre, cuando la naturaleza, o mas bien la estupidez y negligencia humanas se ponen de manifiesto, en las quebradas o en los cerros, siempre mueren los pataenelsuelo, nunca en Altamira o en cualquier otra urbanización de Caracas, donde vive la gente "normal" en sus quinticas o en los edificios bien construidos, esto ha ocurrido siempre, solo que ahora mas, por la sencilla razón de que hay mas pataenelsuelo que nunca, y esto tiene responsables, que solo deseo que lo paguen lo antes posible porque significará que se fueron pal carajo.
Besos y salud
De acuerdo con Chapulín, la empatía siempre es buena, el malo es el que no es empático.
Un Abrazo Mar.
:)
Gracias a todos por sus comentarios, de verdad, no teneis idea de lo que ayudan, y hacen, de verdad, de corazon, gracias por estar. Se que cuento con ustedes y eso me anima mucho.
Allá, sigue lloviendo... ya veremos en que acaba esto.
Un abrazote enorme para todos, me quedo con todas sus palabras y su cariño.
Besos.
Mar.
Publicar un comentario