18.10.11

FAROLITOS

Llego temprano a la Academia. Solo está Víctor.

Es de mis alumnos favoritos. Es tan joven, está tan lleno de preguntas… de ideas, de energía… que al verlo allí, recostado de la pared, con ese desanimo, siento la imperiosa necesidad de preguntarle que le ocurre.

Lleva así varios días, ahora que lo pienso. Así que sin dudarlo más, voy hacia él.

Se sienta y, mientras se retuerce las manos, me mira fijamente con esos ojos que siempre son vivaces, pero que hoy, rebozan melancolía y me dice que el problema, es que se ha enamorado….

¡Vaya!, ¿y porqué eso es un problema?, le pregunto.

Entonces, con la voz entrecortada me explica que fue sólo “un amor de verano”. Ella está lejos. No pueden estar juntos. Y él, por más que lo intenta, no logra superarlo…

De nuevo, dirige esos ojitos hacia mí, y me pregunta: ¿Cómo hace uno para que se le quite?. No quiero estar más así…

Me deja sin respuesta. Es como si tuviera la mente en blanco. Porque sinceramente, no lo sé.

¿Qué le puedo contestar ¿Qué decirle? ¿Cómo consolarle?...

Y mientras pienso en que decir, recuerdo el mío. Recuerdo ese primer amor, a ver si así se me desatasca la mente y consigo decirle algo.

¿Recordáis vosotros ese primer amor?

¿Quién no ha pasado más de una noche en vela, pensando y rememorando ese beso fugaz?

¿Quién no ha pasado horas y horas, tocándose suavemente los labios, deseando más?

¿Quién no se ha desconcentrado en sus tareas y deberes cotidianos, por estar pensando en ese amor?

¿Quién no ha querido de esa forma tan especial?

¿Quién no recuerda o sabe como marca la vida dejar así la niñez?

¿Quién puede no comprender a los amigos de Vos Veis, y ponerse en su lugar, mientras espera y espera debajo de ese Farolito?



Finalmente, sólo se me ocurren frases cliché, del tipo: “se te pasará”, “luego, cuando crezcas lo verás con otros ojos”, o burradas de ese estilo. Por lo cual, opto por callarme, y simplemente, le doy un abrazo… y mientras él llora y se desahoga, yo espero que esto le ayude. Al menos un poco más que las palabras tontas que pudiera decirle.

Porque así como hay momentos para todo, y canciones para todo, así también es como…

El Mar No Cesa.

4.10.11

ANTOLOGÍA DE PERDICIÓN (IV)

Mirar el reloj con ansiedad pero con gusto.
Volver a mirarse en el espejo por enésima vez.
Y volver a mirar el reloj.
Y volver de nuevo al espejo.

Asegurarse mil veces que te ves bien.
Muy bien de hecho.
Sentirte animado, e inquieto.
Un poco (bastante) con nervios, pero feliz.

Porque hoy le verás. Hoy, por fin, han quedado.
Hoy, tienes una cita. ¡UNA CITA!

Ya has pasado semanas decidiendo lo que te pondrás.
Has ensayado (frente a ese mismo espejo) más o menos lo que dirás, y como te ves (o cómo crees que te verás) cuando le digas esto o aquello…

Todo, todo lo que te cuente, será una novedad.
Todo lo que le digas tú también.
Habrá esa magia de la primera vez, que nunca vuelve a repetirse.
Habrá una intensidad en ese momento que nunca más volverá…

No importa cuando se quieran o no luego.
Contra la novedad, no hay competencia posible.

Luego, solo somos pasto de la rutina...
Luego, ya lo sabemos todo y no hay sorpresas.
Luego, ya aburrimos… todos… y entonces (al menos a ratos) solo deseas y sueñas con volver a empezar…. Sueñas con algo Nuevo



Porque así como hay sentimientos muy difíciles de sobrellevar, así también es como…

El Mar No Cesa.

Don't let it go away




This feeling has got to stay



Don't let it go away