4.12.13

SIMPLE

Escucho a mi familia. Escucho a los amigos. Escucho y leo. Y todo cuanto leo y escucho, coincide en este pensamiento: la vida es difícil.

Es cierto, pienso en el primer momento.
Pero cuando me detengo a pensarlo mejor, encuentro que hay cosas que son, por el contrario, extremadamente fáciles.
Hay cosas que, por esa misma simpleza, creo, nos toman desprevenidos. O no sé si las ignoramos por su falta de complicación.
El caso es, que no las valoramos.
Y lo que no valoramos, no lo hacemos.
¿Qué es necesario para hacer algo?
Si yo realmente quiero hacer algo por este mundo, planeta, o la gente que quiero…
¿Qué falta?
La respuesta es demasiado fácil y cliché: Si quieres, Puedes.
Con eso, concluyo que depende de la voluntad. Del querer algo.
Y si puedo usar esa voluntad, se convierte en un arma.
Escoger, elegir, es un arma.
Porque puedes hacer una cosa, o la otra. Siempre estás eligiendo. Todos los días. Todo el tiempo…
La canción perfecta para esta reflexión llega demasiado fácil también.
(Por cierto, me encanta Christopher Walken…)
Entonces, antes de irme por ramas más profundas, sobre lo que no está en "nuestro" control, o podemos o no hacer de verdad, o lo que depende de la voluntad de otros, escojo hacer cosas simples. De las que si puedo. Y si hago. Y motivan.

Escojo llevar mi vaso de café a la panadería en las mañanas para no usar más plástico, ya que luego voy directo a la oficina.
Escojo regalar solo juguetes educativos al mío y a los amigos.
Escojo no usar envases no reciclables.
Escojo hacer manualidades para regalar en navidad, en vez de comprarlo todo. (La de este año es una de las más fáciles y bonitas que hemos hecho).
Escojo llevar mi botella de agua en el bolso para no generar más botellas vacías.
Escojo adoptar mascotas en vez de comprarlas.
Escojo tener mi huerto familiar (¡en apartamento!).
Escojo reciclar, siempre. (Por cierto, en Venezuela ya se puede!!, aunque hasta donde se, solo en Chacao, pero que es un lugar muy céntrico y llevo todo lo que puedo para allá).
Escojo restaurar muebles viejos y darles muchos años más...
Escojo usar servilletas de papel (toallín) reutilizable.
Escojo usar lo menos posible el carro, y más el metro, o caminar.
Y así, hay mucho que hago. Por eso, viene pregunta simple también:
Ustedes amigos, ¿Qué hacen cada día, de forma natural y fácil?. ¿cuáles son esas acciones que les hace felices, mientras escogen que, un mundo mejor es posible?.
...Porque así como hay cosas que son demasiado sencillas, así también es como…
El Mar No Cesa.

20.11.13

ARTE

Tengo el privilegio de tener amigos y amigas maravillosos. De esos que el dicho popular llama (con toda la razón) tesoros.
A algunos los veo mucho, a otros menos (como todos).
Con algunos salgo, tomo (y/o he tomado) café. A otros los leo y, a otros, los sigo. Con todos he compartido de muchas maneras cosas muy bonitas, y sobre todo, vivencias. Hemos tenido conversaciones muy especiales  e interesantes.
Esta semana, dos de esos amigos en particular, me han enseñado algo muy importante: Ambos me han regalado un pedacito de su corazón, de su mente y, lo que más valoro: de su talento.
Y pensando en talento, recuerdo a otros grandes amigos, a quienes nunca les he dicho lo que pienso y siento con su obra... y decido hacerlo.
Por eso, hoy, quiero compartir con ustedes el trabajo de esos amigos. Para que ustedes también puedan disfrutar y sentir todo el arte y el talento que tienen y que, con todo el gusto, deciden día a día, compartir con nosotros. Voy:
* Esta semana, Maia, ha publicado su primera novela, titulada “Allí donde el viento espera. Voy por la mitad y sinceramente, digo con convicción que es una obra hermosa. Me va gustando cada página más y más, y por supuesto, recomiendo leerla.
Gracias por enviármela Maia, ha sido un placer y un honor recibirla, y un gran gusto sumergirme en esas páginas escritas con tanto corazón.
* Otro amigo, Fercho… nos conocemos desde que éramos muchachos, como se suele decir. Compartimos muchas, muchas conversaciones, muchos cafés y muchos cigarros, mientras intentábamos entender un poco más este mundo de locos… 
No sé si lo hemos conseguido Fer. Me parece más bien que cada día entendemos menos cosas. Y por eso, me gusta tanto lo que estás haciendo con Boreal. Porque a la final, todos estamos un poco en ese camino de-intentar-entender y, allí ilustran exactamente las incongruencias y las injusticias que ocurren, pero que ya se denuncian y que sé -con mi optimismo de siempre- que crearán conciencia y nos permitirán tomar acciones para evitarlas en un futuro.
Una recomendación con todo el corazón, así como mi colaboración con ese proyecto, a través de Verkami.
* Esta amiga, ha querido (sin tener porque, sin razón alguna) a lo más importante de mi vida: mi hijo. Más allá, me ha querido a mí, y sigue siendo esa amiga ideal que echo de menos cada día, y en cada desayuno. Sole, llevo mi libro de recetas a todas partes, y cada vez que me meto en tu blog y te recuerdo, soy feliz.
Soy feliz porque existes y creas. Porque todo lo que creas, lo haces con ese amor incondicional que no solo me das a mí, y a mi peque (ese que es un poco tuyo también), sino para todos, haciendo de este mundo, un lugar mejor. ¡Gracias! A ti y a toda la “pandilla de mamás”, que, como tú, tuvieron a bien darnos tanto afecto y apoyo incondicional.
Y a todos: quedan cordialmente invitados para visitar la Casa de Gil.
* Fue de las primeras amigas bloggeras que tuve. También hemos compartido muchas cosas. Muchas palabras, muchas reflexiones. Muchas expresiones nuevas también, porque si digo “achuchones” casi todos sabrán de quien hablo… Si, Indiucha, la de las manos mágicas. La de las manos que escriben e inventan en el teclado, tan bien como pintan. Logras transmitir siempre lo que a algunos nos cuesta expresar. Indiucha, tú que siempre estás allí y nos quieres a todos.  Gracias por estar, y acompañar incluso en este  lado del charco.
La mayoría conoce su blog, pero para los demás amigos, estas son las obras de India a Mano.
* Y hay más, porque hay muchos talentos distintos. Y la fotografía es otro de ellos.
La foto más bonita del Mar (de todas las que tengo, que son muchas), es la de Carmela. Por eso está bien arriba, al comienzo del blog. Carmela, tu, guapísima, que con ese ojo mágico capturas momentos que siempre son perfectos.  
Ricardo, también otro fotógrafo que me llena los días de imágenes y fragmentos que dicen, que mueven y que hacen sentir...
A la final, pienso que todos los que escribimos (sin juicio de si somos buenos, o malos) somos artistas también. Así que para quien quiera leer, aprender, crecer y vivir, está la lista de los blogs que sigo y que también comparto con ustedes.
Un gran abrazo y gracias a todos por dejar que a través de su trabajo, el amor dirija, mande por sobre la maldad y todo lo que no debe ser en el Mundo. Por eso hoy pongo a Lenny,  quien nos  regala el mismo mensaje.

Porque así como (ya dije) quien tiene un amigo, tiene un tesoro, así también es como…
El Mar No Cesa.

12.11.13

REALIDAD

Ha sido un año realmente raro. Y largo. Muy, muy, pero que muy, largo…
El tiempo se ha estirado de maneras increíbles. Alargándose y desenroscándose como si en él cupiesen 100 años. Si, se sienten como 100 años. 100 años luz.
Y, como el mar, que viene y va, siempre mar, siempre en movimiento, y, como muchos de los seres que en él viven, he vuelto a la orilla.
La orilla salvadora, la orilla tibia y acogedora que existe solo en los recuerdos. Esa que luego de llegar, nunca se parece a la real.
Exacto.
Exacta y sola, única y exclusivamente de eso han estado rellenos estos 100 años luz: De realidad.
Una sola, enorme, gigante y siempre espeluznante realidad. Una sola que se dividen y son muchas. En esa, caben todas. Las mundiales. Las locales. Las personales. Pero de primera, cabe la inmutable y eterna realidad la de la vida. Esa que dice que lo único constante en ella, es el cambio.
Cambiamos otra vez.
Esta vez, cambiamos Europa. Con su crisis económica, la falta de trabajo, el paro, el incremento de movimientos nazis y ultras. La bonita, limpia, en la que todavía puedes caminar por la calle en paz, así sean las 4 am. Esa, la de las plazas hermosas, la de las miles de carreteras y millones de kilómetros de AVE. Esa, la que tiene 40 agencias bancarias por manzana. Esa, en donde estamos presos por no tener nada. Ni dónde ir, nada que hacer, nada…. Porque no había para gastar / comprar ni buena vida, ni diversión.
Europa. La de amigos increíbles. La de gente realmente especial. La del exilio. La de abrir los ojos. La de entender todo. La de agradecer lo pequeño. La de los amigos bloggeros.
Alguna vez fue sueño. Irreal. Hermoso. Ciudades eternas. Antiguas y modernas.
Y por eso, casi nadie se explica cómo fue que “osamos” cambiarla por esto.
Esto es, Latinoamérica. Suramérica. Caracas.
Donde la realidad es una patada en la cara cada día y a cada segundo. Donde la pobreza, la miseria y la inseguridad son la santísima trinidad.
Aquí, la realidad, es lo único que hay. Como allá.
Aquí toda la realidad es tan obvia, tan directa, que solo se puede escapar de ella, haciendo un gran esfuerzo mental de abstracción (es decir, soñando).
Pero al hacerlo, el gasto de energía te deja no solo exhausto, si no desprotegido, porque aquí eso, es un lujo.
Si estás distraído, estás muerto.  
Caracas, con sus 200 muertos semanales por la delincuencia. Caracas con su tráfico infernal. Caracas, donde solo llegas en mototaxy, pero donde no existe una sola autoescuela que enseñe  a manejar o conducir una moto.
Caracas… donde toca vivir y donde toca salir todos los días porque hay trabajo. Porque sigue siendo la ciudad donde hacer dinero más o menos rápido es posible, aunque parece algo totalmente incongruente con su santísima trinidad.
Eso es.
En Caracas también estás preso.
En ambas realidades, estás preso sin ser delincuente. Todos, somos presos del dinero. O mejor dicho, del mal uso del sistema del dinero…
Entonces… avanzo y ya voy llegando a una conclusión. Llego, y  me doy cuenta que ya tuve esta epifanía antes: Si, el mundo a ratos, parece un lugar muy pequeño.
Y me digo lo que ya seguro todos ustedes están pensando. Cada sitio tiene sus problemas, cada país, ciudad o comunidad, sea grande o pequeña tiene cosas buenas y malas.
En todas partes, por mucho que corra o me esconda, hay una realidad que terminará encontrándome.
Así que, ¿para qué me preocupo?. Si al final, para mí, y para todos y todo…


Porque así como tenemos derecho a quejarnos y desahogarnos, también podemos elegir ser felices con las tantas cosas que si valen la pena en este mundo.
Así también es como…
El Mar No Cesa.