Concierto en el Palacio: BUNBURY

Como a todas las citas importantes, acudo temprano.

Llego con calma, con tiempo y con ganas. Con muchas ganas de verle.

Busco un sitio adecuado, la respectiva cerveza, el cigarrito y, conversando, espero.

Finalmente aparece tu silueta en el escenario. Yo, como todos los que veníamos al mismo encuentro, gritamos, aplaudimos y estamos contentos. ¡Por fin! Hace tiempo que no nos veíamos... Aquí no hay ninguno "de rulitos" como tu les llamas: "ortodoxos".
Somos los que también te queremos así. Sólo. Evolucionado. Sin el peso de la historia previa a tus espaldas.

Nos das la bienvenida al Club de los Imposibles y la con esa entrada, nos energizas, cargamos las pilas y nos preparamos para darle un breve repaso a tu carrera... si, a esa carrera que hace tiempo decidiste hacer "en solitario". Nos muestras casi todo tu camino de lujo a la villa infernal (Hellvile de Luxe), yo no quepo de la emoción y no puedo quitarte los ojos de encima... pero se que ya el Huracán Ambulante es un capitulo ya pasado, y -con un poco de esfuerzo- aparto la vista y presto atención a tus nuevos amigos y compañeros de viaje. Una sola cara conocida aparte de la tuya.

Esa cara que expresa tanto. Tu, el motor, la fuerza, el cantante por siempre, el Aragonés Errante... vuelvo al concierto, ahora eres El Hombre delgado que no flaqueará jamás, y yo ruego porque así sea. Porque nunca dejes de hacerlo. Nunca dejes de creertelo.

Mientras tanto vas de un lado al otro, saltas, hablas, brincas, cantas con el corazón y con tu estilo de siempre, pero mejorado... Justo en esos momentos, caigo en cuenta que llevo 20 años oyendote y parece mentira que aun logre emocionarme hasta la médula con tu voz.

Esa voz me ha acompañado en lo bueno, en lo malo, en lo feo y en lo bello. Muchas veces, en demasiadas vivencias.
Tu voz enlaza el soundtrack de mi vida.

Más o menos a la mitad de la cita, reconozco el primer acorde. Ahora si me quedo sin palabras porque he venido por todo, pero en particular por esa canción: La canción que me identifica desde el dia aquel en el cual, estando en el país donde nací, supe que me iría.
Que tenía que irme y que no iba a volver.

Esa canción me acompañó en el trayecto. Y vivo con ella desde entonces: Sin patria, ni bandera... ni límites, ni fronteras...

Esa canción que me acompaña de nuevo, ahora, que vuelvo a irme, porque "allá donde voy, me llaman el Extranjero. Extranjero soy, y extranjero me siento".

Por eso, soy el Mar que nunca cesa. Que no para. Que siempre va y viene... que siempre se retira y que siempre regresa a la orilla.

Guao,
He gritado y cantado hasta perder la voz.
Te has ido.

Y no nos movemos.

Y vuelves, otra vez.

Y luego, una segunda vez seguimos allí luego de "la despedida"...

Hasta que ya queda claro que por hoy, no hay más.

¡Hasta una próxima vez!

Volverás, como siempre, renovado. Has nacido para esto, para cantar. Para crear, así como...

El Mar No Cesa.

Nota: Lamento no haber puesto el video del concierto, pero no encontré alguno que se escuchara tan bien como éste. Además las palabras de entrada hacen más adecuado el sentimiento.

Mis disculpas por no llevar cámara ésta vez... vaya despiste...